La palabra crisis a menudo se asocia con un periodo de tiempo negativo, en por el que las personas atravesamos en distintos momentos de nuestra vida y en los que el sufrimiento ocupa un papel muy importante en ellos.
Si bien es cierto que estos periodos de tiempo llevan aparejados momentos de angustia o desazón, no lo es el hecho de que estos tengan que ser obligatoriamente negativos, ya que las crisis son para nosotros una oportunidad de cambio, en las que la persona surge de ellas fortalecida y más madura.
Honestamente, se necesita un tiempo para resolver estas crisis, puesto que no es nada sencillo para la persona tomar las decisiones que impulsarán el cambio que necesita en su vida y que la llevaran de una situación pasada a otra nueva a la que deberá adaptarse lentamente.
Generalmente estos períodos de crisis se han dividido en dos tipos:
- Crisis evolutivas o vitales, no todas las personas las atraviesan, son aquellas relacionadas con el desarrollo en las distintas etapas de la vida (adolescencia, edad media y tercera edad).
- Crisis repentinas o situacionales, originadas por acontecimientos vitales, tales como la toma de decisiones sobre una carrera o trabajo, cambios de ámbito laboral, separación de la pareja, una mudanza, etc.
Como psicoterapeutas, nuestro trabajo será evaluar contigo el momento de crisis vital en el que te encuentras y ayudarte a tomar la mejor decisión que en ese momento consideres necesaria. Para ello será importante descubrir qué valores y creencias te han guiado hasta ese momento en tu vida. En la medida en que tus decisiones estén mejor alineadas con esos valores, mayor será tu compromiso con la decisión tomada y más positiva será la adaptación o ajuste ante la nueva realidad que aparecerá tras la toma de ese nuevo rumbo.